Llorones hipotecarios y desahucios express: habla el abogado del diablo

Paso a reproducir un genial artículo de un tal Gustavo Vidal Manzanares.

Pocos ejercicios mentales resultan tan completos y gratificantes como analizar una cuestión desde todos los ángulos.

Lo anterior incluye posicionarse como abogado del diablo, esto es, defender lo políticamente incorrecto y a colectivos denostados. Vamos, por tanto, a aplicar este lubricante de las sinapsis al espinoso asunto de la vivienda…

El llamado desahucio express
Aunque el término “desahucio” es anatema para algunos colectivos, lo cierto es que muchas veces representa un acto de justicia y  liberación.

Así, durante años, muchos inquilinos han dejado de pagar sus rentas a los arrendadores. Frecuentemente, aquellos no eran sino morosos profesionales que suscribían un contrato de inquilinato sin la menor intención de pagar. Abonada la fianza y el primer mes, dejaban de pagar. Calculaban con metódica precisión la duración del proceso judicial, los recovecos y trampas legales y el tiempo de ejecución de sentencia. Durante todo ese tiempo, la víctima (en este caso el propietario) no solo era defraudada, sino que, a su vez, había de seguir pagando la contribución, derramas, ulteriores desperfectos, etc. El moroso profesional dejaba correr los meses, e incluso años, y el asunto concluía simplemente con su lanzamiento. Ni tan siquiera abonaba las mensualidades voluntariamente impagadas. Hoy, al menos, esas cantidades resultan exigibles.

Y no pocas veces, el abono de ese alquiler se pensaba derivar para asistir a un hijo en paro o, inclusive, para pagar su propia hipoteca. He conocido muchos casos en los que el propietario se veía obligado a alojarse en casa de algún familiar o hasta a pedir un crédito. Quien pagaba, no tenía casa. Quien no pagaba, sí. Y una casa que no le pertenecía cuyo uso se obtenía mediante un engaño premeditado. Huelga aclarar que jamás el ardid se perpetraba contra grandes narcotraficantes o contra un boxeador profesional. Ancianos, trabajadores desplazados a otras provincias o particulares ingenuos son, indefectiblemente, sus víctimas.

En otras ocasiones, el inquilino no podía pagar por causas ajenas a su voluntad. Esto puede resultar muy angustioso, pero no resulta digerible que sea el propietario quien cargue con las consecuencias y no la familia o los amigos del inquilino venido a peor fortuna. Para todo lo anterior se estableció el llamado desahucio express.

La falsedad de lo “políticamente correcto”
Jamás el tema de la vivienda se ha abordado juiciosamente en España, pues de lo contrario, acceder a una casa no debería resultar un problema, sino una nueva y esperanzadora etapa de la vida. Lamentablemente, el asunto empeora (y a mi juicio seguirá agravándose) macerado en una funesta pócima de codicia, demagogia, picaresca e irresponsabilidad. Para ello no hay más que examinar las “verdades políticamente correctas” que a diario se predican…

En primer lugar, se cita con profusión el artículo 47 de la CE donde se establece que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. El problema es que muchos parecen confundir el disfrute de una vivienda con la adquisición de la propiedad. Craso error. Arrendamiento, precario y piso compartido son opciones muy dignas y limpias. Aunque no bien vistas en un país de hidalgos como España, ciertamente.

En la misma línea, si bien es cierto que nos encontramos ante un Derecho Humano, eso no implica la inexistencia de coste. Por ejemplo, la vida y la salud son Derechos Humanos, pero los médicos cobran y eso conlleva un gasto. Considerar que los Derechos Humanos son gratis constituye un error de bulto. Todo cuesta. La cuestión es quien lo paga. Y cuando alguien no lo paga, el coste repercute en los demás.

En el mismo orden de cosas, no puedo por menos de escandalizarme ante el desorbitante precio de una vivienda. Y aunque los bancos y políticos son altamente responsables, no lo son menos los millones de ciudadanos del “yo mi piso por menos de… es que no lo suelto”. Esto, entre otras cosas, disparó las tasaciones con las consecuencias que todos conocemos. Cualquier persona sensata coincide en lo peligroso y nocivo de las burbujas económicas. Pero la sensatez decae a la hora de reconocer que no hay, no habido ni habrá, burbuja que se haya producido sin la participación masiva (y no pocas veces codiciosa) del ciudadano de a pie.

Fomentar la irresponsabilidad
Todos hemos escuchado alguna vez el siguiente argumento: “No puede ser que una persona quede al margen y endeudado de por vida por cometer una vez un error al hipotecarse para comprar una vivienda, que es un Derecho Humano”.  Esto a veces se expone con voz quebrada, haciendo pucheros o hasta dejando escapar un gemido.

Pues bien, lo anterior podría aplicarse en el mundo de las maravillas happy flower. Pero la realidad de la vida es muy, muy distinta. De hecho, no pocas veces los errores se cometen en un breve momento, pero se arrastran de por vida. Quien, tras una noche de borrachera, se sube al vehículo y atropella con resultado de muerte a alguien ha cometido un error en una sola noche. Pero las consecuencias se extienden durante años en forma de prisión e indemnización. A su vez, un homicidio no es más que un acto de ofuscación, un calentón en la mayoría de los casos. Pero acarrea muchos años de cárcel e indemnizaciones que pueden superar los 100.000 euros. Y todo ocurre en un momento.

Desde luego no pretendo equiparar lo anterior con suscribir hipotecas irresponsables, pero sirva  para enfatizar que… los errores se pagan. Enseñanza que debería grabarse a fuego en la mente desde la niñez. Tal vez resulte más cómodo el nos metemos en esto y luego si no se puede ya se verá… a mi juicio eso constituye un error muy grave anejo a consecuencias duraderas y desagradables.

Ximena: un ejemplo inefable y significativo
Buceando en internet tropecé con un ejemplo que magnetizó mi atención. Los aguerridos voluntarios de la PAH, con el narcotizante placer de ser generosos con lo ajeno, alardeaban de haber parado un desahucio.

Prosiguiendo con mi atavío de abogado del diablo, cederé la palabra a un lector (bajo el Nick Vigorro), que se expresó de un modo que solo puede calificarse de sensato y cuyo tenor extracto: Se viene de Ecuador, se mete en una deuda de, a lo mejor, y viendo que debe 200.000 pavos, de 250.000, no en el barrio Salamanca, sino en Vallecas, sin cualificación laboral alguna y sin ahorro alguno... si es que la gente está loca perdida... y ahora a llorar porque no puede pagar... insisto, ni al que asó la manteca se le ocurre hipotecarse por 250.000 pavos sin tener cualificación laboral alguna y sin tener ahorro alguno... Las promotoras, las inmobiliarias, los constructores y la banca hicieron muy mal en inflar los precios de la vivienda, y los políticos hicieron muy mal por permitirlo, y a todos ellos se les debería pedir responsabilidades... pero también la gente de a pie hizo muy mal en entrar en el juego... todos aquellos fueron la gasolina, pero esta, la gente (dejando de lado a los especuladores) fue el fuego...

Si durante un par de años la gente hubiera optado por prolongar la estancia en casa de los padres, por alquilar, por compartir piso, etc., los precios hubieran bajado y ahora no habría tanta gente pillada por los huevos... pero claro, en España, si no compras, es que eres un pobretón... así nos va... Sobre las culpabilidades, estudia una miaja: en una burbuja todos los agentes son culpables, incluida la gente normal y corriente... si la peña no hubiera entrado en el juego, los precios habrían bajado si o si... es sencillo, si no hay demanda, la oferta baja el precio, punto, economía básica...

Dime una cosa, ¿tú te irías mañana a, que se yo, Alemania, sin trabajo ni perspectivas, sin ahorros, y te meterías en una hipoteca de 400.000 euros en un piso de 50 metros en el extrarradio de Berlín?... ¿a qué no?... pues eso...

Mira, a mi la historia de Ximena me da mucha pena, pero eso no me hace volverme ciego... ¿sabes como consiguió la hipoteca?... con el aval de su hija, es decir, que la hija tenía un piso... ¿por qué no se fue a vivir con ella cuando vino de Ecuador?... ah, claro, que mola mas ser propietario, e irse a vivir con la hija hubiera sido un desprestigio, de pobres … ¡¡Cualquier opción es mejor que meterte en semejante lío hipotecario... 250.000 napos mas aval, viva la virgen!!...

Tu eso de "mama, firma, no seas tonta, si no puedes pagar, vendes el piso por más dinero y punto, los pisos nunca bajan", de eso tan habitual entre los inmigrantes que llegaron en plan ola, de eso no sabes nada, ¿no?... me pregunto que lleva a pensar a alguien que no tiene cualificación laboral alguna, y que por tanto aspira a sueldos bajos, que la lleva a pensar que alguna vez puede terminar de pagar una hipoteca de 250.000 euros... en fin, tenemos lo que merecemos...

Poco puede añadirse a lo anterior, salvo la alarmante ceguera de quien no comparta una visión tan clara y realista.

A manera de conclusión: el error fatal de la izquierda
Me duele e irrita proclamar que una parte importante de la izquierda ha pervertido el concepto de Estado de bienestar. Sanidad, educación, pensiones, subsidio de desempleo  (y ojala la dependencia) deben sufragarse por el común de los ciudadanos mediante un sistema fiscal progresivo.

Una vez que el ciudadano disfruta de lo anterior (que tanto dolor y sangre ha costado lograr) ha de ser él quien se enfrente a las contingencias de la vida. Aprendiendo de los fracasos y asumiendo el coste de su mal hacer.

Desgraciadamente, se ha instalado en la sociedad una idea pervertida: el Estado de bienestar consiste en que si algo te sale mal, y no digamos si es tu proyecto de vida, el Estado te ayudará (o sea, los demás). Sobre todo si te unes a un grupo o plataforma que meta mucho ruido. Pues bien, con este esquema, entiendo que se fomenta la irresponsabilidad y el Estado de bienestar resulta insostenible.

Y con estas reflexiones, se despide de Vds el abogado del diablo, deseando que algún día el pueblo español sea capaz de comprender sus limitaciones, de aceptar que no pasa nada por no tener lo mismo que el vecino y, sobre todo, asumir la responsabilidad de quien ha de ser sensato, planear la vida también a largo plazo (nada más nocivo y peligroso que el castizo bueno, ya se verá) y responsabilizarse de la propia vida sin descargar la culpa en terceros (bancos, masones, Iglesia, “castas” o similares)…¿podemos hacerlo?...¡Sí, se puede, claro que se puede!

Fuente



Añado mi opinión personal: Escuchando las declaraciones de la gente de los últimos años, las casas aparecieron por generación espontánea y fueron duendes los que especularon. Porque todos son víctimas, y nadie es responsable de la burbuja y de la crisis inmobiliaria. Todos quieren socializar sus pérdidas, como víctimas que son.

Estoy hartito de ese victimismo. Como el de este caso ("¡Me lo habéis quitado todo!" gritaba una mujer de Almassora) que es precisamente uno de los casos que más me han irritado, porque la caradura pretendió hacerse la víctima, habiendo millones de víctimas REALES.

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