Los disturbios protagonizados sobre todo por jóvenes inmigrantes por toda Inglaterra empiezan a ser, por desgracia, habituales en Europa. Viendo las imágenes de las calles de Londres nos acordamos de los altercados en 2005 en Francia o de otros que han tenido lugar en Holanda o Italia. La historia se repite una y otra vez y es la siguiente:

En el país en cuestión, de repente, el sistema (políticos-prensa-patronal-sindicatos-iglesia) descubre algo sorprendente: se necesitan millones de inmigrantes y se necesitan ya. Se necesitan “para que trabajen donde los nacionales no quieren”, para que “nos paguen las pensiones” y para que “nos enriquezcan con su cultura”. La inmensa mayoría de la población tiene grandes reservas a dicho plan. No entienden muy bien lo que pasa y creen que se les está ocultando algo. No entienden muy bien porqué, de un día para otro, hay que traer millones de foráneos de manera inmediata. Pero los “demócratas” se lo imponen sin discusión alguna, bajo la amenaza de una inminente catástrofe económica si esos inmigrantes no llegan cuanto antes y la acusación de nazi-racista-fascista-xenófobo-asesino-genocida a cualquiera que ponga la más mínima objeción al plan.

Los “salvadores” empiezan a llegar. Según el plan, se mezclarán con los autóctonos (con casi todos, curiosamente, los promotores del plan se mudan a barrios lo más lejanos posibles de los salvadores) y ambos crearán un paraíso multirracial de convivencia y felicidad. Pero la realidad es bastante diferente. El número de inmigrantes empieza a crecer peligrosamente en algunos barrios. Lejos de las fantasías de progres y liberales, los inmigrantes crean mini-ciudades calcadas de sus países de origen. No hay ninguna “convivencia”. Los autóctonos se largan aterrorizados malvendiendo sus pisos ya que cada vez su valor es menor debido a la degradación del barrio.

El barrio, a pesar de que la mayoría de la población es más o menos honrada, se convierte por sus características en el escondite ideal de todo tipo de delincuentes, traficantes e integristas(si es un barrio musulmán) Pasado un tiempo, si la policía quiere hacer su trabajo una turba se lo impide. Es un barrio sin ley. Nadie invierte y la pobreza aumenta. Ya ha dejado de ser Europa. Los que venían a “trabajar donde los europeos no quieren” sufren tasas de paro estratosféricas. Nadie ve la “riqueza cultural” excepto unos pocos tarados mentales conocidos como “progres”, las pensiones van a la quiebra y las autoridades no saben qué hacer.

No pueden decirle a la población que el experimento ha fracasado. Tampoco pueden devolverlos a sus países, porque sería “racista”, por el coste económico y por la posible reacción violenta de los inmigrantes al intentar hacerlo. Sólo hay una solución: primero el subsidio. Mantener a los “salvadores” con una serie de subvenciones a la “integración”, sanidad, educación, maternidad, alquiler de viviendas, comida, becas escolares, desempleo, etc. todo a cargo del contribuyente europeo. Segundo, el lavado de cerebro permanente a través de los medios hacia la población autóctona para que acepte la inmigración masiva sin reaccionar.

Pero claro, llega un día en el que el dinero se acaba y el gobierno tiene que retirar dichas ayudas a las que los salvadores estaban “enganchados”. Como consecuencia, éstos se enfurecen, la situación se enciende y cualquier chispa puede hacerla estallar. En este caso fue la muerte, a manos de la policía, de un taxista que traficaba con drogas. Es la excusa para empezar a saquear, quemar y destrozar. Los progres dicen que la causa es la “pobreza” pero hay millones de trabajadores británicos pobres que no se dedican a destrozar y a saquear. Y no lo hacen porque tienen un compromiso con el país y con la sociedad en la que viven, algo que no tienen los extranjeros.

Tony Blair, el Zapatero británico. En documentos internos, el Partido Laborista reconocía que el objetivo oculto del partido al promover la inmigración masiva no europea era la destrucción de la Gran Bretaña tradicional. En Inglaterra y en toda Europa, izquierda y derecha, dos caras de la misma moneda.

En Inglaterra la inmensa mayoría de los saqueadores son afro-caribeños cuyas familias llevan décadas en Inglaterra. También hay pakistaníes e incluso jóvenes autóctonos ingleses, aunque no sabemos si son jóvenes “tercermundizados” por el entorno social y económico en el que viven o hay algún elemento de ultraizquierda. Al igual que en Francia, llevan ropa de marca y móviles último modelo y se dedican a saquear tiendas de electrodomésticos, en vez de supermercados, que sería lo lógico si vivieran en la pobreza de la que tanto se quejan.

¿Cómo acabará todo esto? Pues como siempre. En Inglaterra gobierna el Partido Conservador, de la misma cuerda que el PP, así que nos lo podemos imaginar. Vamos a ver el mismo teatro que montó Sarkozy tras los disturbios en Francia. De cara a sus votantes, David Cameron anunciará “mano dura contra la chusma”. En realidad, lo que hará será negociar con ellos en privado y volver a darles los mismos subsidios que estaban cobrando a cambio de que estén quietos, al menos hasta el año que viene, en el que hay Juegos Olímpicos en Londres y conviene no tener altercados.

¿Ha sido todo esto una simple revuelta inmigrante o hay algo más?¿puede haber sido organizado por el propio gobierno británico para desviar la atención de la crisis, implantar nuevas medidas represoras sobre todo en Internet y aumentar la popularidad de David Cameron? No tenemos prueba de ello, aunque la pasividad policial y la coordinación de las actuaciones de los alborotadores han sido bastante llamativas.

En cuanto a los lunáticos pro-inmigración ¿van a despertar de una vez de la fantasía en la que viven? No lo creemos. Los izquierdistas seguirán diciendo que la culpa de todo es de la pobreza y del racismo provocado por los blancos. ¿y los empresarios y la derecha liberal?¿han visto los comercios incendiados?¿han visto la fábrica de SONY en llamas?¿seguirán manteniendo su discurso pro-inmigración?¿creen que lo que está pasando en Londres es bueno para la economía? Esperemos que de una vez abandonen su cortoplacismo y vean cuáles son los efectos a largo plazo que la inmigración tiene sobre la economía.

En cuanto a España, vayámonos mentalizando de que es cuestión de tiempo que lo de Londres y París pase aquí ¿dónde será exactamente? No lo sabemos, pero con toda seguridad será en Cataluña, en Madrid (Colmenar Viejo estos días) o en alguna zona del sudeste español. El Raval o Lavapiés son candidatos perfectos. En este último barrio la alianza ultraizquierda-inmigrantes ya ha hecho que se convierta en un barrio sin ley. Cuando ocurra el desastre, los “expertos” se preguntarán cuáles son las causas. Los progres nos dirán que el racismo, la exclusión, la pobreza... los conservadores como Cameron nos dirán que “la falta de valores”, “la falta de moral”...y nadie dirá lo evidente: la causa es la desastrosa política de inmigración que los políticos socialistas y conservadores europeos han llevado a cabo las últimas décadas.

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